Comparto para nuestros lectores de Puerta Abierta Chile-México, este texto de Roberto López Moreno, escritor chiapaneco, con relación al libro de Aurora Reyes. Fue leído en la Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería, Ciudad de México. Seguramente lo disfrutarán. Esperamos sus comentarios.
Clara del Carmen Guillén
Aurora Reyes fue la primera muralista mexicana. Mujer fuerte y contundente como la piedra de la que habían sido los ídolos prehispánicos. En su casa de Coyoacán, calle de Xochicaltitla, mientras me platicaba de su amistad con Diego, con Frida no, porque con ella lo que había era hermandad plena, con Xavier Guerrero, con O’Higgins, con Siqueiros, con Fermín Revueltas; me ponía en el tocadiscos aquellas enormes ruedas de pasta de milloncientas revoluciones por minuto, con los nobles afanes de la Orquesta Filarmónica de Londres tocando obras de Shostakovich y de Revueltas. En esos discos oí Cuauhnáhuac, Sensemayá, Redes, La noche de los mayas. Y después de Revueltas la oí hablar apasionadamente de Lázaro Cárdenas y mentar madres a los que en los sesenta, desde su investidura, se habían dedicado a matar estudiantes en las calles de la ciudad de México.
Los pintores conocían bien a Aurora Reyes, los estudiosos de las artes plásticas, también. Los investigadores de la poesía en México la conocían menos. Y así, con ese menor conocimiento, con intención o sin ella, se nos escamoteó durante muchos almanaques, a una de las más grandes poetisas mexicanas del siglo XX, un enorme fragmento de los monolitos déicos que traté de describir al principio de estas líneas.
Mi visión respecto a las poetisas mexicanas del siglo pasado es la siguiente: existieron en este lapso excelentes escritoras, de primer orden, Margarita Michelena, Concha Urquiza, Emma Godoy, Griselda Álvarez, Pita Amor, Enriqueta Ochoa, Dolores Castro y tantas más de excelencia, pero a mi modo de ver, quienes engloban a todas ellas son dos, que se ubican en dos extremos estéticos y en dos extremos geográficos de lo que conforma México. Las dos autoras son Aurora Reyes y Rosario Castellanos, los dos extremos; la una, nacida chihuahuense, extremo norte; la otra, nacida chiapaneca, extremo sur, y en medio la patria. Entre las dos cúspides hay dos universos. En la antología “Poetisas mexicanas del Siglo XX”, editada en 1976 por la Dirección General de Publicaciones de la UNAM, antología firmada por el doctor Héctor Valdés, éste, asienta al hablar de la chiapaneca: “Rosario Castellanos muestra ya una posibilidad de evolución que será clara en años posteriores, como lo confirma la lectura de su obra; lleva los temas y el lenguaje de la mujer a la expresión poética más acendrada y de más definido valor universal”, pero ya antes había señalado que todas las poetisas de ese tiempo realizaron un trabajo “intimista”, en que el “yo” poético es preponderante y que sólo en este sentido su lenguaje es identificable como tendencia generacional. La citada generación es la primera que hace hablar a la crítica de: “poesía femenina”.
read more »