PALABRAS INTRODUCTORIAS:
El poeta español Antonio Machado dijo en una ocasión que «hacer un poema es un milagro», por lo que acometer el intento de escribir un poema es una acción fallida para muchos, un anhelo que a veces solo queda en lo intangible, un pensamiento-sentimiento sin concretar; un propósito insatisfecho para otros y un milagro para los pocos elegidos.
Por eso cuando tenemos delante un libro «hecho y derecho» de poesía, no nos queda otra opción que admirar ese sueño convertido en realidad, y asimilar con la sabia lectura ese pensamiento-sentimiento ya tangible y concreto de un universo pleno, porque entonces el poema al cual se refería el insigne poeta español ha devenido en un bello milagro.
Yo diría que un milagro ético-estético, por cuanto, toda obra poético-literaria debe llevar intrínseca la feliz idea de lo bello y de lo bueno; sutil mensaje de amor que anida en el alma y cubre, alimenta, siega y cultiva para bien.
En Vulom, tenemos esto y mucho más. Cuando la autora, la chilena Marina Guermain, dice en uno de sus bellos versos que la acepción de la palabra que da título al volumen es como un «horizonte de besos», desde ya sabemos que nos estamos enfrentando a una obra en la que el vigor, la espontaneidad, la praxis de la aplicación del conocimiento, llevado al termino justo de la poesía, se nos hace presentes.
«Te diré» ―uno de los más hermosos poemas, que conforman este cuaderno de más de cien «milagros» concebidos, con la pasión de la experta en el difícil arte de la poesía―, esboza con un poder de síntesis casi inconcebible la definición de quién es esa que te escribe y que al final «no es nada, solo un soplo de un viento que desaparece y en su desaparición se hace canción».