Diego Muñoz Valenzuela, el cuento corto.

por chilemexico

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APRENDIZAJES FUNESTOS

Partió de la forma más sencilla y más inocua, al menos en apariencia: trozando pollos para un almuerzo. Al principio le costaba hundirles el cuchillo a las aves para arrancarles el cuero, pero bien pronto aprendió a disfrutarlo. Luego se dio maña para separar las presas, premunida de un enorme machete.
Para el siguiente banquete, ya se consideraba una experta. Incluso se ofreció para sacrificar las aves el día anterior, tarea que realizó con manifiesto placer. Les cercenó el cogote un frío y preciso golpe de cuchillo.
En jornadas posteriores amplió sus conocimientos de anatomía carnicera a piezas cada vez mayores: gallos, conejos, corderos. Sentía una íntima pulsión, atávica quizás,  por llevar su arte al máximo nivel. Entonces fue –justo en el peor momento-  cuando su marido salió con aquel asunto tan oprobioso.  Fue como una estocada súbita y certera en su alma herida.
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MUNDOS PARALELOS

En el colegio: uno era estudioso, el otro flojo y bueno para hacer la cimarra. Uno solía compartir su colación con los compañeros de curso; el otro se escondía para devorar la suya solo, incluso le robaba a los demás apenas tenía ocasión.
En el liceo: uno seguía siendo estudioso, pero participaba en política. El otro continuó su trayectoria como holgazán adicto a toda clase de trampas para aprobar las materias. Uno se convirtió en un buen lector, el otro en un televidente fanático.
En la universidad: uno entró a la carrera que quería, el otro también, con mucha suerte. Uno avanzó en la carrera velozmente, gracias a su dedicación. El otro avanzó, pero con gran morosidad y toda suerte de triquiñuelas.
Uno fue apresado y enviado a una casa de tortura. Se rumorea que el otro lo denunció, pero no hay pruebas. Por fin uno, tras indecibles tormentos, partió al exilio. Allí terminó una carrera brillante.
Cuando uno regresó a su país, el otro estaba investido de altos cargos. Aquello no dejó de sorprenderlo.  Uno asumió labores como académico. El otro amasó una fortuna gracias al tráfico de influencias. Puede verse cada día en los noticieros de televisión. Uno, en cambio, sigue en lo mismo. Tiene una casa pequeña y muchos amigos.
No hay moraleja, ni menos maniqueísmo. Pudo ser todo al revés. Eran muy parecidos en todo: origen, fuerza, inteligencia. No es una historia sobre usted o alguien que conozca. Es solo una historia. Nada más que eso.
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EL PODER DEL DINERO 2

Se compró una mansión en Santiago, luego otra en Madrid, un amplio departamento en Tokio y un penthouse en Nueva York. Casi nunca paraba por allí. Pero seguía comprando lugares.
Un ejército de personas trabajaba para él como legión de ilotas: se le prosternaban si era necesario para preservar sus puestos.
Se apoderó de cuanto objeto le pareció deseable; por suerte tenía mal gusto.
Adquirió una esposa bella y complaciente y varias amantes parecidas; una cohorte de rameras bonitas y hasta algunas muñecas robóticas.
Hizo cuanto deseó en su vida perfecta. Incluso logró algo casi imposible: que nadie lo amara. Esa fue su mayor hazaña.
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ADVERTENCIAS 1

No todo el mundo tiene rostro, hermano, has de fijarte bien. Rostro no es lo mismo que cara. Todo el mundo posee una cara, hasta el más ruin. Tampoco todo el mundo tiene un alma, querida. La mayoría la ha perdido en alguna remota transacción de mercado, a vil precio por cierto. Quedan contadas gentes con alma, mi estimado. Caminan por las calles como cuerpos huecos en busca de objetos que puedan atiborrar ese vacío imposible de llenar. Hay que buscar esas pocas personas con alma sin desmayar, amiga. Cuéntame cuando halles a una. Aquí va mi dirección.

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Diego Muñoz Valenzuela (Constitución, Chile, 1956) Ha publicado cinco volúmenes de microrrelatos: Ángeles y verdugos, De monstruos y bellezas, y Las nuevas hadas; dos de ellos ilustrados: Microcuentos (libro virtual, 2008) y Breviario Mínimo (2011), tres libros de cuentos: Nada ha terminado, Lugares secretos y Déjalo ser; y tres novelas: Todo el amor en sus ojos, Flores para un cyborg y Las criaturas del cyborg. Ha sido incluido en antologías y muestras literarias publicadas en Chile y el extranjero. Cuentos suyos han sido traducidos al croata, francés, italiano, inglés y mapudungun. Distinguido en diversos certámenes literarios, entre ellos el Premio Consejo Nacional del Libro en 1994 y 1996. Flores para un cyborg fue publicado en España (2008); Lugares secretos en Croacia en 2009. En 2011 el autor fue seleccionado como uno de los «25 tesoros literarios a la espera de ser descubiertos» por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y es uno de los autores parte de la antología de cuentos «De Moctezuma a Los Andes», publicada por ACPA Chile-México, presentada en la FIL 2012.

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Blog del autor:   http://diegomunozvalenzuela.blogspot.com/

4 comentarios to “Diego Muñoz Valenzuela, el cuento corto.”

  1. Diego, siempre un gusto leerte. Nos dejas con la intriga a través de estos cuentos cortos.

    • A mí también me pasó parecido…Soy una admiradora del cuento breve, y estos fueron muy de mi agrado.
      Fue bueno conocer otra faceta de Diego además del cuento de la antología Chile-México.

  2. Muchas gracias por la publicación, un saludos afectuoso. Todo está perfecto

    Que tengan un excelente año 2013

    Diego Muñoz Valenzuela

  3. Fíjate que yo conocí a Diego como microcuentista primero 🙂 pues había leído de él en su blog personal que me referenció una amiga chilena (Lily Elphick) y me sorprendió más leerlo en la colaboración para la antología Chile-México.

    Diego, queremos leerte más en este blog también.

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