Mónica Gómez, «Extraño Amor por un negro francés».

por chilemexico

 

Extraño Amor

por un negro francés

 

 

PRIMERA PARTE

Ni siquiera la infusión de gálbula para anular el veneno lograba matar el amor de la escritora por el negro francés.

Lo había intentado todo…

Lo había intentado todo. Humillar su belleza comparándola con la imagen de una máscara de oro.

Deshacer el hechizo de su eterna presencia aun en los momentos de ausencia, pronunciando la palabra mágica Kaulakau, llave universal de las puertas del cielo. Hasta repetir en sentido inverso tres veces su nombre, para hacerlo desaparecer de todo lugar sobre la tierra, el alma y el pensamiento.

Pero nada.

Se habían conocido en la casa de antigüedades de Leopoldo Vial Jones, en el tercer remate de la temporada de invierno. (Première partie et contre partie perfecto—pensó la mujer—admirando el hermoso cuerpo negro en el cual el blanco semejaba una armonía similar y contrastante.

(El en cambio, no la vio, con dificultad la logró confundir con una clepsidra, escasísimo reloj de agua, antiguo, transparente y puro, que podría reflejarle su imagen)

SEGUNDA PARTE

EI segundo encuentro había sido en el mismo lugar.

Aunque esta vez a solas.

Sin público que entorpeciera las miradas, la escritora  impúdica lo miró fijamente, ofreciéndole todo,     absolutamente todo, lo que quisiera, cualquier cosa.

Él feral le pidió su imaginación

La mujer se retiró del lugar cabizbaja, su imaginación era lo único que realmente poseía, su más preciado tesoro.

El haberla hecho dudar lo dejó satisfecho. La crueldad era algo que le producía hondo placer, Su larguísima vida se debía a este implacable ejercicio y la muerte prematura de jóvenes enebros

A los nueve días la escritora regresó.

Él, impasible, esperaba.

La mujer traía una propuesta, la había pensado cuidadosamente, sabía no podía cometer errores.

Le ofrecía la inmortalidad, ejercer su reconocido arte e inmortalizarlo en una historia que lo reflejara con iridiscencia de nácar, opacidad veteada de carey y majestuosidad de bronce.

Indudablemente la  propuesta  era  interesante,  y habría sido la adecuada  si él no hubiese  sido  legítimo.

Ella no sabía (jamás podría haber imaginado encontrar uno verdadero tan lejos de su lugar de origen), la inmortalidad era algo que él tenía por derecho propio desde hacía años, muchísimos años. La mujer se sintió perdida, tanto, que llegó a pensar que el error había sido, al parecer, la obnubilación de pensamiento que tuvo al enamorarse cuando lo vio por primera vez, sin entender que era un imposible, un absurdo en su esencia misma, no un amor sino una idea del amor, propia de una imaginación idealista (la influencia de Kandinsky y el alma de todas las cosas sería siempre su perdición), ahora ante esta solicitud -pensó-debía tener más cuidado.

 TERCERA PARTE 

Él se sintió ganador desde un principio. No podía ser de otra manera, tenía a su favor una larguísima experiencia de vida enormemente mayor que la de ella.

Así con el propósito de provocar la pasión de la escritora, decidió por unas horas, sólo unas horas,-la idea que fuera definitivo lo sacaba  de quicio- abandonar su egoísmo de artista,de obra de arte viviente y convertirse en ser humano.

La noche, la verdadera noche solamente tenía tres horas, desde las doce de la noche hasta las tres de la madrugada, tiempo suficiente para visitarla.

El espacio del sueño, segunda oscuridad, era el lugar propicio donde podría actuar.

La mujer en cambio como desde hacía nueve noches, soñaba con él.

Lentamente  y sin dificultad entró al sueño de la mujer.

No lo sorprendió  verla  desnuda, le pareció que siempre la había visto así.

Ella se movió inquieta al sentirlo en este sueño  más cerca que lo acostumbrado y palpar una textura diferente, menos fría  y más suave al tacto.

Lo recorrió  subiendo  sus manos hasta encontrarse con una boca que la desconcertó y que acarició primero con sus dedos y luego con la lengua, sintiendo un vértigo que la arrastró hacia un lugar donde unicamente era una hembra sin otro deseo que ese hombre oscuro que entraba en sus sueños.

Él, sabedor de sus deseos más íntimos, de sus sueños, esparció miel en la boca y pezones y la saboreó sabiamente, dulcemente.

Rendida, la mujer lo reconoció en el dulce aroma de enebro que había sentido la primera vez que lo vio y que entró por su garganta invadiéndola.

Toda ella era ya una parte de él.

El tomó lo que por derecho le pertenecía, ella se dio cobijándolo entre sus piernas.

Se amaron.

El secreto los unió

 CUARTA PARTE 

 “Efectivamente es un escritorio auténtico, llamado Boulle por ser obra del reconocido ebanista francés      Charles  Boulle, pintor, grabador y arquitecto, el más importante artista de su época quien vivió entre 1642 y 1732 y trabajó el bronce, carey y nácar sobre los paneles  taraceados de sus muebles negros de madera de enebro, enriqueciéndolos así fastuosamente y convirtiéndolos en      verdaderas obras de arte» -dijo el anticuario a la escritora  Loreto Lo, quien admiraba una vez más el Boulle.   Pero yo como amigo -aconsejó en voz baja- no te recomiendo comprarlo. Se dicen muchas cosas sobre Boulle y su obra. Una… que fue tal la pasión con la que este ebanista elaboró cada una de sus piezas, que -cuentan- todas tienen ese aliento vital que lo poseyó y que las hace casi humanas.

-Existen algunos muebles impecables, cuyo lacado alcanza una perfección casi metálica, este escritorio negro que te tiene seducida, por ejemplo- concluyó el hombre.

 

EPÍLOGO 

-¡Ha sido un largo, laborioso y difícil camino-dijo Loreto Lo al periodista que la entrevistaba por el     éxito de su reciente novela «Extraño amor por un negro francés» mientras acariciaba sobre su hombro izquierdo el bellísimo tatuaje con reflejos de iridiscencia de nácar,     opacidad veteada de carey y majestuosidad de bronce, regalo de un hombre oscuro que la visitó una noche en sus  sueños con la intención de arrebatarle su mundo, el mundo de la imaginación, y que había perdido en este encuentro     cuidadosamente urdido por ella, escritora onírica de principios de milenio que sacrificaba todo por la creación.

Todo.

Incluso… su más hermosa historia de amor.

 

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Biografía

Mónica Gómez, poeta, narradora y gestora cultural, hizo estudios de periodismo en la Universidad de Chile y realizó su diplomado en la Escuela de Escritores de la Sociedad de Escritores de México
Su escritura se identifica por la riqueza en la creación de mundos oníricos con seres, bordes, atmósferas, sombras, invocaciones y conjuros en la tonalidad dominante de la pasión y con la palabra como búsqueda de un código secreto.
Durante varios años ejerció el periodismo cultural en diarios y revistas de la ciudad de México, más tarde se desarrolló en la publicidad como directora creativa para finalmente dedicarse completamente a la escritura y gestión cultural. Escritora chilena de nacimiento ha viajado intensamente y vivido en España, Argelia y México
Ha participado activamente en la IX Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (México, l987), Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México 1992), Feria del Libro de Concepción (Chile 1994), Feria del Libro de Mapocho (1996, Chile) y algunos congresos de escritores.
Su taller Literario Alquimia lo ha efectuado en varios espacios, entre ellos el Instituto Chileno de Estudios Humanísticos –ICHEH- y el Pueblito de Los Dominicos- Corporación Cultural de Las Condes. Actualmente dicta los talleres literarios «El minotauro», narrativa, y «Altazor», de poesía.
En l994 fue reconocida por el International Biographical Centre de Cambridge, Inglaterra y ese mismo año representó a Chile en el evento internacional de poesía Dunja Festival de Rotterdam en Holanda en compañía del poeta José Miguel Vicuña.
Es miembro de la Corporación Letras de Chile, de la Sociedad de Escritores de Chile, de la Sociedad General de Escritores de México, del Grupo Fuego de la Poesía,de Omnibús (España); Directora e integrante del Consejo Editorial de la revista Palabras Diversas de la Red Mundial de Escritores en Español (REMES).

Extraño amor por un negro francés

Mónica Gómez

Portada e ilustraciones: Armando Eguiza

Primera  edición: marzo de 1997

Segunda edición: septiembre de 2009

DR © 1997. Mónica Gómez

DR o1997. Ediciones Mixcoatl

Rembrandt 48. Nonoalco Mixcóac.

Delegación Benito Juárez.

C P. 03700 México, D.F.

563 15 73 Tel. y fax

Para reproducir esta obra total o parcialmente, por cualquier medio, solicitar el permiso  del autor.

 

2 comentarios to “Mónica Gómez, «Extraño Amor por un negro francés».”

  1. Dear Monica… Realmente me gustó mucho tu narración… Creo que por eso sigo tus escritos.
    Saludos

  2. Mónica, junto con agradecerte la confianza de compartir tu texto en este espacio, aprovecho preguntarte si existen aún ejemplares de esa plaquett. Como te comenté, me fue imposible poner las ilustraciones debido a su formato, pero el resultado final que pude observar…me encantó!

    Saludos…

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